miércoles, 20 de junio de 2012

2000 km de viaje


Estoy en el bus de camino a Kuala Lumpur de nuevo, son las 12 de la noche del 19, o sea que ya es 20, el 21 tengo un vuelo a alguna hora de la mañana, que no se cual es, y viajo desde Bangkok, unos 2000 km. El primer bus son 12 horas y media, si todo sale bien, y todavía estaré en Tailandia, luego unas 5 horas hasta el siguiente punto, ya en Malaysia.
La vida me va como siempre, de un sitio para otro, y ahora mismo disfruto del insomnio de un autobús que bien podría ser un carrusel.
De entre los sueños mi cabeza no para de funcionar, siempre me salen las mejores reflexiones del día en ese momento, pero siempre soy muy vago para abrir el cuaderno, buscar un boli, porque el boli siempre desaparece cuando le necesito, y luego llevo 4 bolis en la mochila, y guardarme las reflexiones para cuando sea mayor, y en gran parte para mí mismo, o encender el ordenador y ponerme a escribir. Ahora como estoy en el bus y con eso de los saltos me cuesta menos coger impulso he decidido que voy a escribir. Me apetece escribir. Escribiré sobre nada concreto, solo dejar mi cabeza fluir, ocupar el tiempo en algo productivo, dejar mi cabeza volar.
Me planteo escribir sobre mi conocimiento pero… que puedo yo escribir, que puedo contar, qué conocimiento tengo? Al fin y al cabo todo lo aprendido viene de la experiencia, de la experiencia personal que vivimos, y en este caso como solamente yo la he vivido solamente yo puedo aprender de ella. Puedo contártela, pero no enseñártela. Por eso es una experiencia que solo yo puedo interpretar y entender. Explicare este cacao con un ejemplo más sencillo: el otro día hablaba con un informático, y el tipo me hablaba de todo su conocimiento de gigas, bits, discos duros, floppys, RGB, comando raros, redes, programas, inventos, ir a sitios que ni yo mismo sabía que tenía un ordenador, vamos que entiendo mejor a un chino que a un informático. Y esto porque? Pues porque yo no puedo compartir su conocimiento hasta que no lo experimente. Otro caso, un tiempo atrás hablaba con un músico, y él me contaba que todo tenía un ritmo, una melodía y una nota. El ruido de los coches, los semáforos, el cocinero, los vendedores, los timbres de las casas, el canto de los pájaros. Todo. Él es capaz de escuchar y clasificar todo en notas, ritmos y compases, yo solo soy capaz de diferenciar el sonido de un coche al de un camión. Otro caso divertido fue intentando explicar mi concepto de amor, amor universal y general al mundo, explicar que solo hay un tipo de amor, pero que lo dividimos en distintas partes según lo que esperamos de cada uno, tenemos amor familiar, amor de pareja, amor de amistad, amor a las tradiciones, amor a la comida, pero a cada cosa le ponemos un adjetivo distinto en función de lo que esperamos de ella. Esto no lo entendían ni por más esquemas que yo hiciera. Solo podemos aprender lo que resuena en nuestras cabezas, lo que hemos experimentado previamente. Es imposible entender y aprender algo con lo que nunca hayamos tenido un contacto previo. El conocimiento se construye sobre lo ya aprendido, como una pirámide, como una montaña, como un vaso de agua, necesita de una base para ser llenado. Construimos sobre lo ya aprendido.
Dejo un texto que viene muy al caso para esto:
Dijo, entonces, un maestro: Háblanos del Enseñar.
Y él respondió;
Nadie puede revelarnos más de lo que reposa ya dormido a medias en el alba de nuestro conocimiento.
El maestro que camina a la sombra del templo, en medio de sus discípulos, no les da de su sabiduría, sino, más bien, de su fe-y de su afecto.
Si él es sabio de verdad, no os pedirá que entréis en la casa de su, sabiduría, sino que os guiará, más bien, hasta el umbral de vuestro propio espíritu.
El astrónomo puede hablaros de su comprensión del espacio, pero no puede daros ese conocimiento.
El músico puede cantaros el ritmo que existe en todo ámbito, pero no puede daros el oído que detiene el ritmo ni la voz que le hace eco. Y el que es versado en la ciencia de los números puede hablaros de las regiones del peso y la medida, pero no puede conduciros a ellas. Porque la visión de un hombre no, presta sus alas a- otro hombre.
Y, así como cada uno de vosotros se halla solo ante el conocimiento de Dios, así debe cada uno de vosotros estar solo en su comprensión de Dios y en su conocimiento de la tierra.
Khalil Gibran, el profeta, 1923
También mi cabeza vuela sobre la idea de que viajo solo de nuevo. Marine esta en Bangkok, pues sale más barato el vuelo y yo voy hacia KL, luego nos vemos en el aeropuerto de Calcuta. Con esto no paro de pensar en  ella, en que hará, en cómo se verá, en cómo se manejará, que se que lo hará bien y no tendrá ningún problema, pero me gustaría ver esa experiencia.  También la mando mensajes de cariño, de amistad, vamos de más de lo mismo, de amor. Y es que la quiero. No voy a ponerla etiquetas, la quiero y punto. Nos entendemos muy bien, nos reímos mucho, nos somos muy útiles y nos damos mucha fuerza para liberarnos de nuestros miedos. Con eso me basta, aunque hay mucho más. Sobre la experiencia con ella mi cabeza saca: haz todo lo posible hoy, mañana las cosas serán distintas, la ocasión se fue. Aunque también las cosas hay que hacerlas a su tiempo, ni antes ni después.
Y con todo esto nos vamos a la India, me vuelvo a la India y a Nepal. Vuelvo a mis orígenes. A mis nuevos orígenes. Es como volver a casa a meditar sobre lo experimentado, para aprender lo aprendido, tomar mi tiempo y aprender, tanto que aprender!!! (ostias, ahora tiene sentido toda mi paranoia anterior, que grandeza el escribir, ahora no solo soy el escritor, sino mi propio lector. Escribo para mi, y también para quien quiera leer comeduras de tarro) Nuestro plan es hacer un voluntariado en Calcuta. Quiero “unas vacaciones”, descansar de tanto curro, tanto experimentar, tantos viajes. Tantas casas y lugares nuevos que quiero un poco de orden para comprender todo lo ocurrido. Llevo demasiado tiempo ocupado en mis asuntos y descuidando el mundo, me estoy volviendo egoísta. (parón para cenar, el autobús ha parado. Genial, la cena era gratis!!!viene incluido con el precio del billete) La  verdad que pensándolo fríamente, creo que en realidad voy a hacer el voluntariado para que me ayuden, para que me ayuden con mi idea del mundo, para romper esquemas imaginados de una realidad nunca vista, para ser más humano. Desconozco para qué voy, qué es lo que busco y qué voy a encontrar pero sé que quiero ir, algo me llama. Después volveré a un centro de meditación, me toca dar la parte que recibí, me toca ayudar a nuevos estudiantes a disfrutar de un curso sin preocuparse por nada, solo por su meditación. (Interesados consultar la página http://www.dhamma.org/, o escribir meditación vipassana, podéis encontrar información en español) y después de todo este follón pues en principio podría, que no lo sabré hasta que llegue el momento, tener algunas visitas muy especiales, lo cual me agradaría muchísimo. Pero eso ya es otro tema.
Y también quiero volver a Nepal a ver a un amigo muy especial, Daniel, con acento en la ‘a’. El hombre con el que estuve haciendo bollos y panes en Pokhara. Al irme me dijo que si iba a Australia, que por favor le comprara una caña de pescar buena, que él me la pagaba y se hacía cargo del envío. Que en Nepal la calidad no es buena y cuando coge un buen pescado se le rompe la caña. Pues bien, no la compre en Australia, la compre en New Zealand, aunque es “made in China” y tiene que sobrevivir todavía a otro vuelo, y a un largo viaje, quizá otros 3 meses más. No le he dicho nada del regalo, le escribí un mensaje y no ha respondido, solo espero que no haya cambiado de negocio, o al menos, de casa. Así puedo ir a buscarle. Seguro que le hará mucha ilusión, es un hombre bueno, siempre ayuda a la gente, siempre sonríe, cuida de su familia y de la gente alrededor. Siempre recuerdo que por la tarde, cuando íbamos a tomar el té, muchas veces nos daba unas magdalenas, o hacia bollos de más para los pobres y otra tanda para los chicos de la calle, que los venden a los turistas. También recuerdo con mucho cariño el primer día que me despedí de el después de aprender durante una semana. No sabíamos si volveríamos a vernos o no, el día anterior le dije que no iba a ir al horno por la mañana, que me iba a Katmandú a buscar a Casper y María, pero que antes me pasaba a desayunar mi bollo de chocolate, como todas las mañanas. Pero ese día no había bollo, había un desayuno especial para mí. Hizo un pan especial para mí, solo uno, con distintas harinas, y distinto tamaño. Compro atún, que cuesta una pasta allí, hizo mayonesa casera, coció huevos, le puso lechuga, tomate y zanahoria, pero sobre todo le puso amor y cariño, mucho. Me lo dio con su sonrisa más grande, y yo lo recogí casi con lágrimas, radiando en mi pecho de felicidad como si fuera un sol, un gran sol dorado. Después vino el bollo, y otros tantos panes y bollos y magdalenas para el camino. Claro que yo no podía negarle a tanto corazón tan pequeño detalle. Ya quisieras yo ser capaz de hacer cañas con mis manos, a cambio, lo que pude darle es un     caza-sueños con materiales reciclados. Luego nos encontramos de nuevo a cuando volvimos para coger el bus a la India. Y ahora, mi corazón se ensancha cuando pienso en la sonrisa que le saldrá al ver una caña que soporta 7 kilos, lo cual espero que sea suficiente.
Voy a ver si duermo un poco.
2º trayecto. Llego a Hat Yae a las 7:30, se supone que el bus sale a las 9 a KL, luego resulta que voy con otra compañía, salimos a las 9:30.
Me da por mirar los precios, me han cobrado 590 bats, unos 15E, y aquí los venden a 400. Así que se han llevado una comisión de 5E. Como me imaginaba esto he tenido una gran duda moral en el anterior bus. Al despertarme me he encontrado 200 Bats en el suelo. He pensado que serian de la mujer enfrente mía, primero he pensado en preguntarla, obviamente, como hago siempre. Luego me he imaginado que no entiende inglés, así que lo mismo se piensa que la quiero comprar o algo, o que como soy turista y con mucho dinero la quiero dar pasta. Después he pensado, si es suyo, lo va a coger. Sino, también, el turista siempre es estúpido en Tailandia, siempre nos cobran el impuesto revolucionario turístico. No importa que te sepas los precios, que se lo digas en su idioma, sea como sea, el precio para mí siempre es distinto. Así que esta vez me lo he callado, me lo he callado por la de veces que me han cobrado de más, y para pagar el extra que me van a cobrar, que de hecho he visto que me han cobrado, como siempre, un 50% extra. Si me he sentido mal? Pues no del todo, si seria de la señora o del cielo? Me da un poco igual, me ha tocado que por ser siempre legal alguien page sus propios engaños. En el bus llevamos una hora en lo que se suponía media, hasta la frontera. Otra vez han buscado el minúsculo hueco donde poner un sello. Porque siempre ponen todos los stamp juntos? Tengo unas 30 páginas, la mitad vacías y la otra mitad con 6 sellos cada una. En la parte malaya le he pedido que estrene página, a ver si el siguiente continúa por ahí. Como compañera tengo una tailandesa se 35 años, trabaja por la noche, en un club, bebe siempre que curra, así que acaba borracha siempre que curra. La he preguntado si es camarera, gogo, o yo que sé. Su respuesta ha sido muy clara. – I do everything – jejeje. Está casada con un malayo chino, pero no habla mucho cantones, nada de malayo.  Se comunican en inglés según dice. (Yo no sé como cojones se entienden, porque tiene un acentazo cerrao cerrao, mas cerrao que el mío) y así paso las horas en mis 2000 km de viaje, ya solo me quedan unas 8 o 9 horas. De paso, el autobús es confortable, sillones reclinables individuales, con la posibilidad de regular el reposa-pies automáticamente, igual que el respaldo. Vuelvo a dormir. Son las 1:30 malayas.
Al final he llegado a las 7 y media de la tarde, cansado, sudado pero feliz. Feliz de otro gran viaje realizado. Le digo hola y adiós a Malasia, mis últimas horas en un país que me ha acogido con los brazos abiertos, desde el primer día en el que fui detenido hasta el último en el que la gente me saluda por la calle d como uno más de ellos, me ha dado un idioma, un nombre, una familia y otra religión sobre la que reflexionar, pero sobre todo, me llevo sus gentes, siempre dispuestas a ayudarme, a conocerme, a darse a conocer y darse a ayudar. Te llevare conmigo haya donde vaya. Tienes un pleno defensor en mí. También le digo adiós a Tailandia, con mejor humor que la ultima vez, pero todavía me queda mucho para ser capaz de disfrutar plenamente de sus gentes. Otra vez será…

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