Hoy por la mañana me he levantado con esa idea, el que no
arriesga no gana, pero le he encontrado otra parte sustancial bastante
importante, el que no arriesga, también pierde. Así es, se pierde en una vida
sumisa, basada en el miedo, en el bloqueo, pierde la posibilidad de que se le
nieguen cosas y tenga que buscar soluciones para conseguirlas por otros medios.
Hoy he decidido que desayunaba en el hotel. Así que me he
puesto en marcha, he cogido una toalla del resort al lado de donde están las shacks, me he ido con ella
al mostrador, y les he pedido que me la cambiaran. La toalla lleva con mis
colegas como 4 años, estaba vieja, sucia, olía a humedad….vamos un asco de
toalla. Pero yo me he decidido a ir a desayunar, o por lo menos, intentarlo. Al
principio me han dado pegas, numero de habitación, (que luego me he dado cuenta
de porque me han puesto tantas pegas) y yo les he respondido 1010, me miran extraños,
se lo repito, y les señalo la habitación. Ellos me repiten el numero y les digo
que sí, que es ese. El numero lo llevo viendo 2 semanas porque voy al baño por
las noches. Luego me preguntar si soy guess de nuevo, como 3 veces, nada muy
seguro. Al final me la han cambiado, primer paso conseguido. Luego venia el
decisivo, el más difícil, entrar en el restaurante. En la puerta, un tipo con
unas hojas…esto huele mal, pero yo voy con mi cara bonita y lo intento. Otra
vez, número de habitación, 1010. Pero esta vez, también un nombre. UPSS
nombre…ya no se que inventarme, así que le digo la verdad, soy un backpacker con no mucho
dinero, puedo desayunar? Me dice que no, puedo coger las sobras? Que hacéis con
lo que no servís? Me dice que es para el staff, yo no me lo creo, pero bueno.
Al final me toca marcharme, no he conseguido mi objetivo final, pero tengo una
toalla, perdí la mía en NZ, y esta limpísima, huele súper bien y es suave. No
tengo breakfast… pero tengo toalla. Al volver me he fijado en el número de
habitación, 1110, normal que sospecharan jejeje.
Luego a las 2 horas ha venido un gerente y me ha echa la
bronca, me dice que les he engañado, que eso está muy mal. Me ha pedido que le
escuchara, y lo he hecho, luego le he dicho, ahora me toca a mí hablar, y él me
ha cortado. Le he repetido que yo le he escuchado, y que ahora el tiene que
escuchar, me ha cortado de nuevo. Así que al final yo tampoco le he escuchado.
El tipo se ha ido refunfuñando solo.
Esto es un avance, el gran paso, la gran decisión, el gran
reto, es que el viernes vuelve Marine, la chica francesa con la que estuve en
Australia. Después de un mes de –vente a Francia, vente a Asia- al final ha
ganado la vida viajera a la rutinaria de vivir en un sitio. Mucho me he pensado
lo de irme a Francia a probar, pero tenía, tengo todavía, un gran viaje por
hacer. No fui capaz de cortar mis alas para probar en Europa, quizá tenga miedo
de darme con los edificios, con los coches, con el trabajo…al final solo era
ella lo que me llamaba de ir a Francia, de volver a Europa. Para eso volvía a
España.
Ella viene el viernes, deja sus planes, su vida segura para
volver a un sin saber que será mañana, sin saber que idioma hablan, sin saber
nada de la gente, donde cada día tienes que poner todos tus conocimientos por
seguir en el barco y disfrutar como uno más. Si soy sincero, se me da muy bien,
la verdad que no se cómo lo habré echo, pero se me da muy bien ser viajero. O
Así lo siento.
Hemos decidido que viajaremos juntos, a ver qué pasa, a ver
cómo nos va, lo mismo acabamos viviendo en el Amazonas, donde ella creció y
donde vive. En una casa en la selva, con muchos críos, con mucha gente, muy
felices...o lo mismo no. El que no arriesga no gana, pero también pierde.
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