(Lo que vas a leer no es religión, no es filosofía, no es un
estudio científico sobre la conducta animal, sobre energías, sensaciones o
emociones, solo es la interpretación de mi experiencia, para que nadie me lo
tache de mentira, diré que es un cuento)
New Zelaland, un
camping en mitad de la nada, isla norte, 2 hermanos y un chavalín alemán más Rocío,
la chica que conocí en el curso de Vipassana. Había terminado el curso hace
unos 4 o 5 días, todavía todo estaba reciente, era capaz de sentir mi cuerpo,
mis energías, mis emociones, y a la vez de controlar mis actos, pensar antes de
actuar.
Era por la noche, habíamos cenado ya y estábamos tomando
algo de beber, nada muy fuerte, quizá un par de vasos de pachas, algo parecido
al anís. La noche se hacía cada vez más densa, se escuchaban más insectos, más pájaros,
el ruido del mar era continuo, ligero, nos mecía, estábamos felices de hacer
amigos por el camino. Con el tiempo los insectos también sentían más confianza,
los mosquitos hacían aparición, alguna mariquita también.
Entonces apareció una mantis religiosa, llego volando, que
magnificas son, que figura tienen, cayó en mi mano y la aparte. Nadie se dio
cuenta. La charla continuo, pero esta vez Mantis, quizá la misma, quizá otra, cayó en la
ropa de Rocío, entonces ella se agito, la gente se dio cuenta y el miedo empezó
a parecer. Con la sacudida Mantis cayo a la manta donde estábamos sentados, la
miraban extrañados, con desconfianza, con extrañeza. La sensación se contagio a
todos, incluida ella, yo lo vi, yo lo sentí. Se empezó a mover en círculos,
mirando a su alrededor, las voces humanas son fuertes, y decían palabras con
fuerza, TEN CUIDADO! ESTA EN POSICION DE ATAQUE! MIRARLA, VA A ATACAR, MOVEROS!
Una mantis es un insecto no muy grande, lo suficiente para
que se la pueda apreciar en detalle, pero no llega a ser más larga que un dedo,
no más fuerte que un palito. Ella voló hacia mí, se poso cerca de mi cuello,
esta vez yo me asuste, me moví sin pensar, alguno grito, y yo me asuste mas, así
que Mantis callo a la manta de nuevo. Yo me di cuenta perfectamente de lo que
estaba pasando, o supe perfectamente lo que estaba interpretando. Miedo colectivo,
todos los seres vivos sienten miedo, las energías se traspasan fácilmente, al
fin y al cabo, todo es energía y vibraciones, movimiento. Sentí que lo que tenía
era miedo colectivo, me deje influenciar por la masa, eso me hizo reaccionar
sin pensar, hice mal.
Para ese momento recordé una tarjeta que me dio una mujer
haciendo autostop, unas 4 semanas atrás. Era una especie de fórmula para
mejorar las relaciones entre seres vivos, trataba de fijar un objetivo, y sin
interferir en su acción decirnos a nosotros mismos, es un ser vivo y como yo
busca la felicidad; como yo, sufre; como yo ha sentido la soledad, la tristeza,
la desesperación; como yo, busca llenar sus necesidades; como yo, aprende de la
vida. Así que deje de escuchar las voces, el sonido del mar, de sentir los
mosquitos, me metí en mi interior, bucee entre mis sensaciones profundas sobre el
porqué de esa aversión ahora hacia esta criatura. Lo que me detenía era la desinformación,
las ideas metidas desde fuera, nunca una mantis me había atacado, porque me iba
ha hacer daño? Salí de mis adentros y busque comunicarme con ella, la sentí, vi
que estaba confundida, con una luz que la cegaba, desorientada, rodeada de
criaturas extrañas enviándola energías de miedo, odio, incomunicación, aversión.
Ella quería salir de allí pero no sabía por dónde, como, así que desde mi corazón
mande un fuerte mensaje de amor, amor hacia la vida hacia ella, la “dije” confía,
te voy a sacar de aquí, por lo que baje mi mano hasta el suelo, y ella
despacito se fue acercando, un poco desconfiada hasta que alguien dijo:
CUIDADO! ESTA LEVANTANDO LAS PINZAS, TE VA A ATACAR! Voló hasta otra esquina,
la dio miedo el grito, sus energías, intento escapar pero había otra persona en
ese camino.
Yo volví desde el principio, la dije que confiara, que la iba
a sacar de aquí, iba a ser libre de nuevo en su tierra. Mantis giro el cuerpo
hacia mí, y levanto su piza derecha como indicando que estaba allí, y que la
tendiera mi mano, yo la acerque mi mano, pero esta vez hice un SSSSSS para los
humanos, ya nadie dijo nada, solo miraban lo que estaba ocurriendo. Ella camino
hacia mi mano y muy despacito subió, claro que levanto las pinzas, son parte de
sus patas para moverse y ayudarse a subir, pero en ningún momento quiso atacar.
Me miro, nos miramos. Nos comunicamos. Después
la saque del círculo, y de la misma manera que subió bajo, despacito, sin
prisa. Confiando como un bebe en su madre, como quien está en un país desconocido
y en mitad de un barullo, donde te miran y te señalan, alguien sale de la
multitud, se cerca a ti, te coge la mano, te sonríe, y te acompaña fuera, donde
te sientas seguro, donde no te griten, donde puedas entender sin palabras,
donde la comunicación fluya en un lenguaje universal. Después, una vez en
tierra, volvió su cuerpecito frágil hacia mí, yo la sonreí y voló, voló libre,
como ser vivo que es.
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