FANA
Son las 8 de la mañana,
no sé donde estoy. He cambiado tanto de habitación estos días, he
cambiado tanto mi reloj biológico, nuevas experiencias y sensaciones olvidadas,
me he dejado llevar por el viento, como hago. Y ahora no sé donde estoy.
Hay luz en la habitación, la almohada esta mojada de mi
saliva. He dormido del tirón, estaba tan cansado que podría haber pasado un
tren y no me habría dado cuenta. Los objetos empiezan a tomar forma. Mi cerebro empieza a funcionar.
Estoy con Chris, yo en el suelo, el en la cama. Esta desnudo, medio cubierto
con un sarong. La habitación huele a los perfumes y maquillaje que se puso para
dormir.
El se despierta también. Quiere ir a la estación pronto para
comprar el billete, me ducho, se ducha y yo hago el macuto en ese tiempo.
Cuando he terminado me bajo al salón ha esperar. Quizá una media hora hasta que
se puso todos los atuendos y los makeup’s. Yo aprovecho para husmear la casa y leer mi
nuevo libro. Al bajar me pregunta como esta, -how I looks today? Wild. Did I looks
fresh?- yo le digo que sí, que mejor que ayer, con menos polvos en la cara, más
natural. Le miento, no sé porque, pero me da que quiere que le trate como a una
mujer, siempre decirla que esta guapa, o creo que eso es lo que quiere. Así que
yo tomo eso como rutina y siempre que me pregunta la digo lo mismo.
Vamos a la estación, compra el billete, yo le digo que
necesito internet y me deja en un restaurante. Yo le digo que me deje en el
Mamak, pero él prefiere dejarme en otro al lado. Miro CS, tengo respuestas,
tengo casa, pero no tengo el número. Bien, mi viaje continúa. Chris aparece al
rato, y me dice que lleva buscándome 10 minutos, que ha perdido el bus porque
tiene mi macuto. Yo le pido perdón, le digo que le dije que iría al Mamak,
porque el otro no funcionaba internet además. Con las prisas se me olvida pagar
el café, salgo del coche de nuevo y pago 2 ringets, eran 1.20 pero no tengo
suelto. Les digo que vendré luego a desayunar.
Volvemos a la estación, Chris se marcha y yo vuelvo a ser
libre. Vaya 24 horas que me he pegado. Es hora de volver a mis asuntos. Voy
decidido a hablar con ella, sabe su nombre y su edad, su tono de voz y reírnos
juntes. Paso hacia una dirección, veo que esta dentro y que no está ocupada.
Vuelvo de nuevo y me paro al lado de la puerta. Sale su compañera, la otra
camarera y yo la digo que lo que quiero es balar con la otra chica. Asique hay
estoy, lo he hecho, me he decidido a dar el paso. Ahora tengo que saber seguir.
Ella sale, tímidamente. Nos miramos, nos sonreímos y nos ocultamos. Ahora no se
qué decir, ni en que idioma. Pruebo con el Bahasa, ella se ríe y me responde,
bien! Me ha dicho su nombre, Mal, no lo he entendido. Lo pregunto de nuevo y
sigo sin entenderlo, hago como si lo hubiera pillado. La pregunto la edad, y hay
ya la pido la respuesta en ingles. Aquí empezamos un juego tonto de vueltas,
giros, miradas, bromas y…bueno poco más. Llama a su amiga que se supone habla
mas ingles que ella (aunque en realidad habla y escribe bastante bien) la pregunto
a qué hora sale del curro, me dice que a las 4, pero se va directa a casa.
Vale, pues yo la digo que me marcho mañana, y que no la volveré a ver, ni ella
a mí. Me pone ojitos de cordero, se aleja y cuando estoy cogiendo el macuto
viene corriendo y me dice -facebook? yo me rio y la digo que sí, que claro que
tengo facebook. Yo la pido el suyo, por si acaso lo pierde. Al irme hay de nuevo miradas tiernas, llenas
de sentimiento. No quiero confundir las cosas, sé que es más curiosidad, la
variedad, lo exótico, el juego, pero a mí ha tocado. Vaya ojos, vaya sonrisa.
Me vuelvo al Mamak, tomo mi desayuno, un nasi kampung, o del
pueblo. Voy al rio donde estuve con Azizan, leo, paseo, hago tiempo hasta las
4, cuando ella sale. No tengo nada que hacer, y es mi único plan. Me lo tomo
sin prisa. El libro esta interesante, no me cuenta nada nuevo, nada que no haya
experimentado hasta el momento, pero me gusta porque es como recordar todos los
pasos que yo he ido dando.
El primero siempre es el más importante, el más difícil, el
que más tiempo toma. Es difícil perder el miedo. A mí me ayudo que tenia quien
me apoyara, y la fecha estaba fijada. Luego empiezas a rodar, por mundos desconocidos,
con todo lo que necesitas a tu espalda, eso es lo que piensas. Por eso es
pesada. Nos cuesta desprendernos de cosas. No podemos viajar pesados, si lo
hacemos, nos hundimos, nos estancamos fácilmente. Poco a poco la cosa va
saliendo, ves que el mundo es mágico. Ocurren cosas maravillosas sin
explicación, de repente algo que necesitabas muy mucho, aparece enfrente de ti.
Sientes un poder magnifico siguiéndote, como si cuidara de ti. Universo, espíritus,
karma, dios, amor, no importa como lo llames. Todes los que han salido en busca
de sus sueños lo han sentido. Saben que está ahí. Entonces aprendes que no estás
solo, sino rodeado de energías, de fuerzas, de humanos y de cosas maravillosas.
De cosas que los sentidos no pueden percibir, solo el corazón. Pero esto será otro capítulo, esto es un
aperitivo, solo diré si viajas déjate llevar, no tengas miedo a descubrir cosas no planeadas, ha salirte de la ruta, si
ya has roto tu rutina, si te has hecho nómada, no dejes que por alguna mala
razón pierdas la oportunidad de conocer y aprender nuevas cosas. Lo más bonito
siempre está fuera de la meta. Sigue la meta, pero no olvides que lo importante
es todo el camino, no el final. De este dependerá la calidad del final. El camino está lleno de señales, de
lecciones. No todes ven lo mismo, no todes son capaces de verlo.
Llegan las 4 y voy a verla, sigue trabajando, llegan las 5 y
sigue trabajando, tengo hambre así que voy a buscar comida. No veo ningún
restaurante interesante así que me vuelvo. Al llegar, se ha ido. No pasa nada,
la veré mañana. Voy a un warung en la calle llevado por una pareja mayor y unos
críos ayudando, más bien merodeando y jugando, creo que son los nietos. Yo pido
la comida en malayo y me sonríen, me echo sambal, la salsa de chilis y me
advierten que eso es picante, yo les sonrío y me echo otra cucharada, -Aku suka
pedas- me gusta picante, nos reímos. Al terminar mi plato aparecen 2 chicos de
unos 28 años con los que paso un rato agradable ablando. De donde soy, que
hacen, si estamos casados? Cuánto ganan? Cuanto tengo? tengo la misma cantidad
de dinero de la que ellos ganan en 3 meses limpios. Se sorprenden, y me dicen
que no es mucho, les digo que no es mucho, pero es suficiente para vivir.
Fuera de lujos la
vida es sencilla, y más o menos barata. Plato de arroz con pescaitos fritos
(como 4 del tamaño de medio meñique y salsa de chili con tomate más un café
cuesta un dólar, unos 75 céntimos de euro. Ya si le quiero añadir más carne, o
vegetales, o pescado de verdad, la cosa sube al dólar y medio, 2 dólares. O sea
un total de 1’5 E.
La conversación sigue
y me preguntan por donde duermo, -a veces en guess houses, a veces en casas de
amigos, a veces en la calle, depende de lo que me apetezca y del precio de las
cosas- Ellos tienen miedo de verse en esas situaciones, de tener que
enfrentarse todos los días a la libertad de decidir qué hacer, como hacerlo y
porque hacerlo. Ellos solo van de vacaciones 2 semanas a un sitio con centros
comerciales, donde hacer shopping, y donde coman siempre lo mismo, tienen miedo
a una vida distinta, pero les interesa. Nos despedimos amablemente, al ir a
pagar me dicen que me han pagado las cosas, voy al coche donde se han subido y
les doy las gracias, en otro momento hubiera dicho- no necesitas pagármelo, yo
me lo puedo pagar- pero ahora lo entiendo de otra manera. Muestran su gratitud
y su bienvenida a su país, además se sienten felices de ayudar a alguien
haciendo un viaje como este. Se pueden sentir parte de la aventura porque son
parte de la aventura.
Se hace de noche, busco un sitio donde pueda pasar la noche.
Aprovecho que he dejado el macuto en el Mamak para moverme más fácilmente. Dentro
del mercado encuentro unos baños donde hay una salita para rezar, como en casi
todos los sitios. Me ofrece baños, ducha y techo por si llueve, que aquí llueve
todas las noches torrencialmente. Me tengo que debatir entre la sala de
mujeres, en el primer piso con ventilador, pero de mujeres, cosa que no se
cuanto de mal visto esta, o la de hombres, en el bajo, sin ventilador, más
sucio, con mucho calor y mosquitos. Ya veré cuando llegue la hora que hago.
Voy al Mamak a cenar, a ver internet si tengo el número del
CSer, si la chica me ha admitido, a subir fotos… En la TV hay futbol así que el
bar esta más o menos lleno. Me recuerda bastante al barrio, sitio pequeño,
familiar, con gente joven, gente mayor, casi todos hombres, gritando por el
futbol y fumando. Al rato aparece Adil, un amigo de Azizan, y charlamos un
rato. La conversación es de esas que me gustan, y mucho. La vida, los viajes y
la religión. Me dice que soy un hombre sabio, afortunado y que es un placer
hablar conmigo. Dios anda de mi lado y debo seguir mi camino. Aprender todo lo
que pueda y escribirlo. Yo me quedo atónito ante tantos cumplidos, cuando él
para mi es todo lo que ha dicho. Nos despedimos, pero decide que la
conversación está muy interesante, y que es difícil encontrar viajeros como yo,
sobre todo en una ciudad tan pequeña y poco turística como Temerloh. Me invita
a un café, y me pide por favor dejarle pagar mi cena, 2 rotis canaes con un
kopi panas. Algo así como 3 ringets. Yo no le puedo negar ese placer de cuidar
a alguien que viene a tu país a conocerte, con tan suma alegría y respeto. Los
2 nos sentimos dichados, yo por sus palabras, sus cumplidos y sus cuidados, por
su país y su generosidad. El por mi experiencia, mis palabras, mi conocimiento,
mi tiempo, mi simpleza. Nuestra humanidad.
Durante el tiempo de charla, Fana, la chica me escribe y
hablamos un poco. He quedado con ella a las 9 de la mañana en su restaurante. Hablaremos
10 minutos mientras monta las mesas. Después me iré en autostop hacia Kuantan.
La noche es horrible, por más que intento tranquilizarme, ignorar
los mosquitos, el calor, el sudor la humedad, no hay manera. Estoy en la zona
de hombres. Son las 3 y todavía no he podido dormir más de 10 minutos seguidos.
Fuera hay más gente durmiendo, 2 personas con un ventilador en el techo. Ellos
saben montárselo, yo sigo con miedo a que me roben o me hagan algún mal. Por
eso sigo encerrado, aunque no este cómodo, aunque no descanse. El haber
comprado el laptop, como sabia, es otro peso u otra cadena más. Me es útil, me
libera para escribir, pero me limita para olvidarme del macuto. Al final, tras
intentos e intentos de dormir, salgo fuera, donde es más fresco, pero los
mosquitos siguen siendo un martirio. Sigo sudando, estresándome y contando las
horas para que se haga de día.
Son las 7 y media, ya es de día, hay gente moviéndose y yo
no puedo dormir. Me ducho, me afeito, hago el macuto, todo sin prisa, como me
gusta hacer las cosas. Al terminar limpio el suelo enfrente de la sala de
oraciones como agradecimiento. Esta negra del agua para lavarse los pies, las
zapatillas y la fregona. Me voy
decidido, es mi ultimo día, de mi depende todo lo que ocurra.
Antes de llegar me pongo la camisa de guapo, un regalo de
Australia de Jenny, que es una “cita”. Ella se ha pintado los ojos, puesto
protector de labios, por lo que son mas coloridos, más brillantes. Esta
guapísima. Empezamos la charla un poco tímidos, pero yo no puedo estarme quieto
así que empiezo a jugar, a hacer el tonto… ella se ríe, juega con la escoba y
conmigo. Nos miramos profundamente. No hay ningún tipo de contacto, no puede
haberlo, pero me juro que en otro sitio la hubiera comido la boca. Ella me come con los ojos. Seguimos jugando,
ella me bala en Bahasa, yo en español, y a veces usamos el ingles. Paso 3 horas
en el restaurante con ella. Me tengo que ir antes de que se haga tarde, y el
restaurante tiene 3 mesas con clientes, así que se estresan. La digo adiós, se
acerca hasta la puerta, me dice adiós, nos miramos de nuevo, la digo que se
meta para dentro, que tiene que trabajar. Pasa de mí, y sigue en la puerta, me
dice que me vaya, que se hace tarde. Nos reímos de nuevo. Empiezo a andar y la
veo en la puerta, ella sabe que me daría la vuelta, yo sabía que estaría detrás
del cristal. Así nos despedimos.
Me voy a comer, o desayunar más bien. Como hace
mucho calor empiezo a descartar la idea de autostop, al preguntar por el precio
son 12 ringets, 4 dólares, menos que el bus al curro en Australia(si no hacia
chanchullos). Me lo puedo permitir, además ya tengo contacto allí.